Y con ésta es la quinta vez que subo las pirámides. Bien acompañados por nuestras pequeñas llegamos a medio día, comimos muy mal con unas vistas inmejorables y antes de empezar la ruta tuvimos que comprar unos gorritos porque el sol estaba duro.
Nuestras campeonas fueron caminando, subiendo, bajando y cruzando pequeños pasadizos hasta llegar a la pirámide del Sol. Después de 243 escalones disfrutamos de una increible vista del valle, de una cálida brisa y de la sensación de estar más cerca del cielo.
Fue un gran esfuerzo para ellas, así que al bajar decidimos volver y dejar la pirámide de la Luna para la otra ocasión. Espero que vayamos acompañados de alguna ansiada visita.
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