Y por fin, después de dos intentos fallidos, pudimos ir a ver a las mariposas monarca.
Bien acompañados nos fuimos al santuario de Sierra Chincua, ubicado al norte de la reserva. Esta zona del bosque pertenece al estado de Michoacan y está a media hora de Tlalpujahua, un precioso pueblito adoquinado donde comimos.
Ver como miles de mariposas revolotean entre altísimos pinos es un auténtico espectáculo. Para llegar a ellas hay que caminar cerca de una hora por un precioso bosque (que inevitablemente me recordó a Galicia). Es casi todo subida y cargando a una niña de 11 kilos la cosa se hizo dura, pero el aire puro, las vistas y las mariposas compensaron el esfuerzo.
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